domingo, 4 de marzo de 2012

Clasificar la realidad

Desde hace milenios el ser humano ha sentido la necesidad de clasificar la realidad que le rodea: Se clasifican los tipos de materia, los seres vivos según múltiples categorías, los espacios con mapas, el tiempo… Frecuentemente las mismas cosas pueden observarse con sistemas diferentes, grados de temperatura (Fahrenheit o Celsius) o distancias (millas o kilómetros). Sin embargo, hay un campo en el que se lleva la palma la complejidad de las clasificaciones: el propio ser humano.

Y no solo estoy hablando del físico (rubio, moreno, pelirrojo, de ojos grises… según la luz que se refleja en las diferentes partes de su cuerpo, deja escapar unas ondas o otras de luz , ya sean estas partes el pelo, los ojos o la piel). Incluso se considera que hay sistemas de medición para la bondad humana (solo hay que hacerse una foto con una cámara kirlian, y según el color y la expansión del aura que rodea al cuerpo en las fotos se considera su grado de “evolución espiritual”, a mas rojo intenso mas primitivo y agresivo y cuando mas avanza del espectro infrarrojo al ultravioleta mas altruista se considera, cada color representa un “estado evolutivo”, hasta llegar al tono “blanco santo”). No me postulo a favor o en contra de dicho sistema de medición, simplemente estoy aportando datos, aunque si dicho sistema de medición se considerara valido y se popularizara creo que sería un buen sistema de cribaje para la clase política.

Sin embargo, no es por esos derroteros donde hoy me quiero meter. Volviendo a la clasificación de la realidad: Es en su mente, sus conductas y su personalidad donde la complejidad de teorías y sistemas de clasificación se dispara.

Bueno, al meollo del asunto al que quiero llegar esa la parte profunda de: y porque clasifica la realidad el ser humano? Pero antes de contestar a dicha pregunta, vamos a dejarnos caer un poco en las clasificaciones… No me meteré a explicar todas las clasificaciones existentes, hay libros y libros de ellas como para que yo pudiera explicarlas aquí.

Hay clasificaciones en cuanto al rendimiento basadas en la especialización funcional de las areas del cerebro (velocidad psicomotora, memoria, razonamiento lógico, inteligencia cinética o emocional, etc.). Muchísimas basadas en teorías de personalidad (Desde Eysenck hasta Milton) pasando por tipos de personalidad basados en la astrología, fengh shui y mil cosas más. Y cada una de esa infinidad de categorías tiene sus subtipos, cada cual con su significado propio “los escorpio son tal y los capricornio son cual”. Tampoco conozco yo todas las clasificaciones ni mucho menos. A modo de pincelada, dejando aparte características físicas, y solo en base a mi mente, me clasifico en: personalidad tipo B, leo ascendente capricornio, CI de 133, personalidad feng shui tipo metal con un poco de agua, extraversión 54, eneagrama tipo 7, signo chino del carnero, estilo de personalidad pasivo-asertivo, masculinidad 43, sensibilidad 67, numerología de 4… En fin, palabras y mas palabras, números y mas números.
Pero volviendo a la pregunta original: porque clasifica la realidad el ser humano? Sirve eso de algo?

En mi opinión SI sirve y todo tiene su porqué. En primer lugar como es evidente, el clasificar por ejemplo las plantas como “comestibles o no comestibles” así como múltiple información acerca de las características del entorno, nos ayuda a sobrevivir. Pero no es por ahí por donde quiero enfocar las cosas. Creo que hacer algo tan “racional” como categorizar el mundo nos da la posibilidad de apreciar las cosas y así crecer emocionalmente. Los esquimales tienen un montón de palabras para definir a diferentes tonos de blanco, una palabra para “blanco estilo hielo” o “blanco que tiene pinta de nieve que se hunde”, en nuestra sociedad solo hay “blanco” y nos perdemos los matices. Del mismo modo, si vamos a una galería de arte, y vemos un cuadro quizás no nos diga nada y nos parezca simplemente un cuadro que lo ha pintado un niño. Pero si nos viene el guía y nos explica la vida del autor, lo que intentaba transmitir con ese cuadro y el significado que el quiso dar a los diferentes trazos… de repente la obra ya nos parece interesante y bonita.

La mente humana es limitada, es capaz de percibir un determinado número de estímulos a la vez, tenemos filtros mentales, y tendemos a simplificar y a generalizar las cosas para ahorrar esfuerzo mental. Si el único gitano que conocemos es el que cierto día nos atracó, ya generalizamos con que todos los gitanos son unos ladrones, a no ser que obtengamos mas información conociendo más y desmintamos los tópicos y veamos que cada persona individual es como es.

En cualquier caso, la clasificación es otro filtro, otra simplificación de la realidad. Sin embargo este es un filtro sobre el que se puede trabajar, pulir, y convertirlo en una lupa con el que apreciar bien los detalles, la riqueza y belleza del mundo. El clasificar las cosas es una forma de estudiarlas, de meditar acerca de ellas, y de este modo, a partir de sus características comprenderlas más profundamente.

En cuanto al estudio del ser humano… uno de los grandes anhelos es el encontrar un lugar en el mundo. Mucha gente tiene un sentimiento de soledad, de incomprensión, en mayor o menor medida. Las personas quieren encajar otras incluso destacar. Y el hecho de estar en una escala continua en la que uno “no se sale del mapa” y saber que se es “más inteligente que fulano” o “tan extrovertido como mangano” tranquiliza a algunas personas.

Para mi es una forma de autocrecimiento, de conseguir apreciar la belleza del mundo. Si uno está en medio del bosque y piensa cosas como que si el ph del agua cambiara un poco los peces morirían, que la nieve que cae quizás será la última debido al efecto invernadero, que un 80% de la población mundial no tiene tanta suerte como uno mismo en cuanto a disponibilidad de agua potable y comida… En fin: que los simples datos pueden ayudar a tomar consciencia, a abrir los ojos.
Ya sé que teóricamente mediante la meditación uno puede llegar a comprender las verdades universales, llegando al nirvana como de un fogonazo en el que de golpe te sientes como conectado con todo, o quizás como diría Gurdjieff si centras tomas consciencia de uno mismo mediante la simple observación, anulando la mente, o como dirían en kung fu “vacía la mente pequeño saltamontes”. Lo que yo digo es que, quizás con el proceso contrario, con la mente racional también se pueda llegar a un gran grado de comprensión profundo. Al igual que hizo Fausto en el famoso cuento en el que vendió su alma al diablo a cambio del conocimiento absoluto.

Por ejemplo las teorías de la psicología, fruto de muchos estudios y de observación del ser humano, no dan también comprensión profunda? Por ejemplo el conocimiento de saber que si a un niño le educas dejándole hacer lo que le dé la gana y permitiéndoselo todo, hará que probablemente de mayor sea un niño inseguro. Acaso dicho conocimiento no nos mueve emociones internamente, un sentido de la responsabilidad y eso no hace que uno se tome más en serio el querer educar adecuadamente? Acaso el saber cómo lidiar con una persona depresiva, y sacarle de ese estado emocional e infundirle deseos vitales no es también comprensión profunda?
Como vemos, el puro conocimiento racional, lógico y frio puede mover muchas emociones. Un ejemplo más: hace un rato, mientras estaba añadiendo en el blog el que se escuche música, mientras estaba probando opciones, he visto que hay un apartado de estadística y lo estaba chequeando: y he visto que me lee gente de estados unidos, Rusia, Guatemala, mexica, corea del sur, argentina, chile, Venezuela, Alemania… Y yo que pensaba que básicamente no me leía nadie! Que era mas bien algo mas para mi mismo que nada, y ese “frio” conocimiento que ha sido la pagina de estadísticas del blog ha tocado mi parte emocional, y he tomado más consciencia de que por el mundo si hay mas almas inquietas en el mismo sentido que yo.

Así que, seguiré ahondando también en la parte teórica de la psicología, en las clasificaciones.

Ahondando aún más, diré que en mi trabajo los ancianos que suelo entrevistar, en la gran mayoría de los casos no suelen fijarse tanto en los patrones de personalidad de las otras personas. Las descripciones de las personalidades de sus parejas, lo que les hace feliz, suelen ser cosas tipo como que si son atentos o trabajadores y poco más les interesa. De hecho, a muchas personas ni siquiera les importa eso, se quedan en que la pareja traía comida a casa y no les pegaba, y no se plantean ni preguntan más allá de eso.

En cambio, cuando estudias racionalmente un poco más la personalidad te fijas en que si las personas tienen la necesidad de hablar para llenar los silencios (que no pueden aguantar, se sienten incómodos, como que tienen que decir algo), te fijas en la variedad de focos de interés de la persona, si tiene ideales a largo plazo y cuáles son, el valor que dan a lo que los demás piensen de ellos en cuanto a ropa o peinado (y si capacidad de ir contracorriente si hace falta), en la fuerza con que defienden la postura y la flexibilidad para cambiar si se dan cuenta de que están equivocados, y por tanto de aceptar criticas. Te fijas en sus miedos y traumas de pasado no superados y como estos afectan a su vida presente. En como llevan el sentirse ignorado, si son humildes o si tienen afán de protagonismo…
La gente con la que suelo trabajar por desgracia no se ponen a valorar todas esas cosas en las otras personas. Y no por falta de inteligencia o bondad, sino porque simplemente no tienen la base de información previa, y en su filtro mental de atender al mundo, todas esas cosas se pierden por el camino. Piensan en otras cosas y simplemente no se paran a pensar en estas, como que no caen en ello. O caen tras muchos años. La clasificación es como un padre que enseña a su hijo a fijarse en ciertos detalles, como “donde hay humedad se hace moho” o “cuando un perro tiene la cola baja es que esta triste”. El saber estos simples conocimientos ya nos convertirá en mejores observadores.

Y toda esa riqueza de detalles también se aplica a autocrecimiento. Si tengo vivo en mi mente el concepto de “los Leo son orgullosos y autocomplacientes, y con afán de protagonismo, y yo soy leo”. Eso me enfoca en mis posibles puntos débiles y en la necesidad de pulirlos y quizás hagan de mi una persona menos egocéntrica.
En fin, como resumen y conclusión, decir que para mí el clasificar en mi escalas a las personas concretas, no es una simplificación o banalización de la persona sino todo lo contrario. Es una forma de enfocarme a la observación de la otra persona, y apreciar toda su riqueza, como tiene sus fortalezas y debilidades como yo. El apreciar sus patrones, valores e ideales hacen que vea su luz, su potencial y que de algún modo conecte emocionalmente mejor con dicha persona, que la aprecie más. Muchas veces parece que viendo mejor que ellas mismas lo maravillosas que son. En fin, solo me queda el resabor un poco amargo “estilo princesita Disney” de que ojalá que algún día alguien llegue a apreciar también mi riqueza y valorarla.
En fin, para focalizar este estado emocional me ha salido un pequeño poema al que titularé Ojalá.

Ojalá pudiera conocerte en la realidad
Tan bien como creo conocerte en mi mente idealizada
Ojalá fueras tu
Tu que provocas en mi todas estas emociones
Emociones que hacen que vea tus pequeños gestos quizás incluso mejor que tu
Mi espíritu anhela darte lo que tu deseas
Sueño con cumplir tus sueños

Ojalá yo existiera para ti con la intensidad con la que tu existes para mi
Ojalá vieras que la tristeza, felicidad o desesperanza dependen de un gesto tuyo
Ojalá vieras y dejaras que te hiciera feliz como creo que soy capaz de hacerte feliz
Ojalá vieras mi parte luminosa al igual que yo te veo brillante como una estrella
Ojalá no fueras una estrella que Dios a puesto en el firmamento, lejos de mi alcance
Ojalá por una vez mi voluntad pudiera doblegar al destino y a Dios, solo por esta vez
Ojalá el universo se dejará vencer esta vez,
cuando tire guijarros hacia el firmamento para que me veas
Y que desde allí arriba pudieras escuchar la fuerza de los latidos de mi corazón
Ojalá tuviera mi oportunidad,
Ojalá me quisieras,
Ojalá

En fin… de momento yo seguiré observándome a mi mismo, a los demás y al mundo, y reflejándolo en este blog. Por cierto, ahora que te acabo de descubrir, lejano lector, porque no me escribes algún comentario con tus propias inquietudes?

3 comentarios:

Manu Ramírez dijo...

Me gusta. Un análisis que me gusta. Ahora se dice me resuena.

El poema parece la carta de un siete hacia una cinco.

Un abrazo.

Marc Fabra dijo...

Gracias por el comentario Manu. La verdad es que tienes razón en lo del 7, y entiendo lo que quieres decir con el ella 5 (a su bola con sus cosas, claro). Podria decirte que en realidad esta planteado con una persona hipotética del futuro estando por venir, pero no seria cierto (mas bien digamos que cree ser un 9 y mas bien creo que seria una 8). De todos modos, intento ser objetivo en mis escritos pero supongo que al final siempre me acabo decantando por la pata de la mesa que me falla...

Gala Hoogstraten dijo...

Hola Marc!

Acabo de descubrir tu blog, gracias a Marta, que me lo ha recomendado :)

Pasearé más veces por aquí, me gustan mucho tus reflexiones!

Un abrazo y hasta pronto,
Gala
http://galahoogstraten.blogspot.com